Aunque mis apellidos son Leyva y Pupo, he querido consagrar mi persona a Dios, de ahí que en toda la vasta web me haga llamar "de la Trinidad". Y más que una elección de mi parte, la iniciativa la ha tenido el mismo Dios. Él siempre se ha encargado de fascinarme con su obrar y su Ser misterioso e insondable. Soy misionero paúl (perteneciente a la Congregación de la Misión o Padres Paúles), cubano de nacimiento, de la tierra de la que Cristóbal Colón ha dicho es "la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto". Actualmente hago mis estudios de Teología fuera de mi bella Isla.
Aspiro a ser un buen sacerdote de la Misión. El lema de mi Congregación reza "A EVANGELIZAR A LOS POBRES ME HA ENVIADO (EL SEÑOR)." Vivir el carisma misionero de mi Fundador, San Vicente de Paúl, y la predilección de Jesús por los más pobres y pequeños del mundo, son mi reto y mi meta. |
Una propuesta nueva y antigua |
Los cuatro pilares de la comunidad cristiana |
Desde que choqué con Dios en el año 2000 y con su Iglesia en el 2004, he me he dado cuenta que la vida cristiana no es destino, sino más bien camino a una Realidad que se esconde en un Dios Amor, Trascendente a todo lo terreno e imaginable, y a la vez, más cercano a toda humanidad que cualquier hombre o mujer.
Me he enamorado del proyecto de Jesús, el Reino, y este enamorarme del Reino me ha llevado a querer que todos los que no lo conocen se encuentren también con esta perla preciosa. En mis años de trabajo pastoral y misionero he podido llegar a ciertas conclusiones. Creo que la Iglesia debe recuperar la riqueza de los pilares de la primera comunidad de creyentes: el catecumenado, la comunión fraterna, la celebración eucarística y la oración comunitaria. La experiencia ha demostrado que cuando las comunidades descansan sobre una pastoral sacramentalista, la fe se enfría y a rutina mata la experiencia renovadora del encuentro con el Resucitado. Nadie duda que asistimos en nuestros días (en muchos casos) a una Iglesia de extraños y desconocidos, que no tienen mas contacto entre sí que el saludo de la paz en la Misa. Creo que una buena propuesta para hoy será volver a las fuentes del Cristianismo, sin que este "volver" signifique copiar e imitar románticamente los patrones de antaño. Se trata de dar más espacios para los tres pilares más descuidados y practicarlos con la fidelidad debida a su sentido inherente. La dimensión sacramental es solo un pilar de sostén en la comunidad cristina. |
La iglesia no se debe fundar en la celebración sacramental o la sola Misa, hay que ceder el espacio necesario a los encuentros comunitarios para la oración y la alabanza ¿El Oficio Divino es derecho exclusivo de consagrados? Los cristianos deben volver a encontrarse y reconocerse como verdaderos hermanos, en espacios efectivos de conocimiento mutuo y fraternidad. ¿La vida comunitaria se ha de vivir solo en los conventos o seminarios? Ha de establecerse una formación real y sistemática que implique a todos los cristianos, no basta con catequesis preparatorias y puntuales antes de algún sacramento. Somos conscientes de que hay muy mala formación religiosa y teológica. Es cierto que hoy más que nunca abundan los cursos de formación para laicos, pero aún estos son insuficientes y no llegan a la mayoría de los laicos de nuestras comunidades. En ocasiones se confunde lo que es una catequesis con lo que es un curso de formación teológica. No hemos prestado la debida atención al Rito de Iniciación Cristiana de Adultos (RICA). Por otra parte, algunos movimientos y asociaciones de fieles proponen caminos catecumenales y formativos paralelos a los propuestos por la Iglesia, pero no se percibe una unidad de acción por pare de la Iglesia en esta necesidad pastoral. Los planes de pastoral nacionales se "engavetan" y olvidan rápidamente.
Urge sistematizar y universalizar la formación catecumenal y permanente como una práctica común y habitual en todas las parroquias, donde el encuentro con la Palabra de Dios y los misterios de la fe, produzca los frutos necesarios para una renovación de la Iglesia. Lo mismo ha de decirse de los otros espacios: los de oración comunitaria además de la Eucaristía y los espacios de comunión y convivencia fraterna donde los lazos humanos y afectivos puedan crearse real y naturalmente (Ágape). |
Omnia vincit Amor - El Amor todo lo vence
Desde el año 2014, un servidor y otros laicos de la Iglesia-Santuario de Nuestra Señora de la Merced en la Habana Vieja, hemos comenzado una experiencia maravillosa de fraternidad cristiana. Dimos inicio a una asociación de laicos católicos que se proponían una mayor preparación y compromiso eclesial, además de una más profunda vivencia comunitaria y fraterna. Vimos la necesidad de poner en práctica estos cuatro pilares de los que ya he hablado más arriba.
¿Bajo qué insignia íbamos a militar en esta nueva Hermandad? La respuesta estaba en la misma esencia de Dios: Dios es Amor. EL amor es lo que perdurará hasta después del Juicio. La caridad no dejará de ser, pues es la misma naturaleza de Dios y a su vez el principio inexpugnable del Cristianismo: contra el amor no hay ley. Si caminamos en el Amor de Dios seremos realmente invencibles, esta es el arma más excelente del buen soldado de Cristo. Poseer y guardar fielmente este amor es ser invencible frente a Satanás, el mundo y la carne. Nada mejor para expresar esta Omnipotencia del Amor que el antiguo dicho latino de Virgilio: "OMNIA VINCIT AMOR", el amor todo lo vence. Esta frase es la que hemos asumido como lema para la Hermandad de la Santísima Trinidad. Siguiendo los principios de "Caridad", "Verdad" y "Mística", la Hermandad, además de ser una fraternidad católica con una identidad y espiritualidad propias, intenta ser un medio de evangelización y una comunidad de vida y de fe. Si quieres conocer más sobre la Hermandad de la Santísima Trinidad, puedes seguir leyendo en este link. |